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Análisis de Senua’s Saga: Hellblade II

Ninja Theory nos trae un juego que destaca por su gran historia y un apartado técnico sublime

Casi 5 años han pasado desde que Microsoft y Ninja Theory anunciaran la secuela de uno de los juegos más impactantes de la pasada generación. Hellblade 2 volvía con la promesa de llevar a las nuevas consolas a un nuevo nivel gráfico y a contarnos de nuevo una historia que mezclara la épica de la mitóloga nórdica con un mensaje que profundizara más aún en las enfermedades de la salud mental. Este mes de mayo ha sido el elegido por la empresa estadounidense para lanzar esta nueva experiencia, para Xbox Series X|S y PC, y descubrir si todas esas promesas han sido cumplidas.

Una historia más ambiciosa pero con menos mensaje

Voy a comenzar por uno de los 2 pilares sobre los que se sustenta el videojuego de Ninja Theory, estoy hablando de la historia, de la narrativa de esta secuela. En Hellblade 2 comenzamos nuestro viaje justo después del primer juego, con una Senua más adulta que busca proteger a otros pueblos, a otras personas, de las injusticias y la tiranía que en su momento tuvo que vivir en sus carnes. Tampoco quiero explayarme mucho más sobre la propia sinopsis, pero sí de algunas partes de su estructura.

Si bien en el primer juego, la narrativa estaba protagonizada por el mundo interior de Senua, con un mensaje fuerte sobre las enfermedades mentales, una lucha continua por comprender su enfermedad, en este caso estamos hablando de la psicosis, y como poco a poco va comprendiendo que va a tener que convivir con ella. Esto dejaba el arco narrativo, vamos a llamarle real, donde Senua tenía que salvar a su marido de las manos de la muerte, un poco de lado, un poco más en el lado secundario, dándole una función más de dar una estructura con un principio y un final

En este Hellblade 2 es casi lo contrario, el mundo interior de Senua queda bastante relegado, sigue ahí dando algunos coletazos, pero ese mensaje que calo en mucho de nosotros se pierde en gran medida. En contraparte, la historia principal es exponencialmente más épica que la precuela, con gigantes, tribus, compañeros, grandes batallas, en general un mundo más vasto, pero también más estándar comparado con otros juegos con temática nórdica.

No sabría decir si esto es bueno o malo, creó que es la evolución más lógica de la saga, además las pinceladas sobre la salud mental, aun siendo más discretas, siguen siendo diferenciadoras. Algo que es más criticable, es que si bien es cierto que durante las 6 horas que dura la aventura, no pierde el ritmo en ningún momento, con sucesos que nos cortaran la respiración, sí que noto el desenlace algo atropellado, como si se hubieran quedado sin ideas y han querido terminar como sea la aventura. Dicho todo esto y como resumen, antes de pasar al siguiente apartado, creo que estamos ante una historia que cumple con creces, que aun perdiendo parte del mensaje que hizo tan popular al primer Hellblade, gana enteros en cuanto a escala y epicidad.

Hellblade 2 se coloca como uno de los referentes gráficos de la generación

Dejando ya la narrativa, pasamos a otro de los pilares clave de la obra de NInja Theory, que son los apartados técnicos. Gráficamente, el estudio europeo ha hecho un trabajo increíble, si bien es cierto que han usado diferentes trucos, como las bandas negras, que hacen que el juego se ejecute a menor resolución, la jugabilidad tan dirigida, de la que hablaremos más adelante, o unos escenarios extremadamente lineales. Aun con todo esto, estamos hablando, que gráficamente podemos estar ante el mayor exponente de la generación, con un juego que por fin saca rendimiento al Unreal Engine 5, con unas imágenes llenas de polígonos, unas texturas hiperrealistas, un uso de la luz magistral y unas animaciones faciales de escándalo. Parece que los desarrolladores de Ninja Theory hubieran estado creando el juego frame a frame, limando cada pequeño fallo hasta llegar a la casi perfección.

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Si hablamos del apartado sonoro, no se queda para nada atrás respecto al gráfico. Posiblemente, estemos ante, también, uno de los mejores doblajes de la generación. El uso que dan al audio binaural es magistral, de verdad que muchas veces dan ganas de darse la vuelta, por lo bien que están recreadas las voces que oye Senua en su cabeza. Dicho esto, aquí va un pequeño palo, no hay ninguna excusa para la falta de doblaje al español, es más, creo que la experiencia con el juego traducido a nuestro idioma, habría mejorado bastante la experiencia, ahorrándonos tener que estar mirando continuamente a los subtítulos.

En cuanto a la banda sonora, también es un escándalo. Los cánticos guturales, las melodías de cuerda, los golpes de percusión, todo conectado y en armonía con lo que está pasando en pantalla. Algunas partes del juego son completamente estremecedoras, casi por completo, por la increíble música de la que hace gala la obra.

Una película interactiva demasiado poco interactiva

Termino con el apartado más polémico del juego, la jugabilidad. Creo que el gran fallo del nuevo título de Ninja Theory ha sido la falta de control de expectativas y sobre todo la poca información sobre el juego que iban a lanzar. Los usuarios que entren al título creyendo que es un God of War se van a llevar el chasco de sus vidas, pero incluso los que se conformarían con unas mecánicas cercanas a las del primer Hellblade posiblemente también. En esta secuela, el estudio europeo se ha alejado todavía más del género de aventuras para abrazar el de las películas interactivas al estilo de los juegos de Supermassive Games (Until Dawn, The Quarry…), algo que pienso que es una forma muy eficaz de contar una buena historia, pero también comprendo el enfado de algunos jugadores.

Estamos ante un juego completamente lineal, apenas hay bifurcaciones en los caminos y si las hay es para encontrar uno de los limitados coleccionables que existen en el juego. Además, los combates se han reducido en número, pero también en mecánicas. Estamos más ante unos QTE camuflados que en jugabilidad real, lo que también implica que sean mucho más espectaculares. Los efectos, las coreografías que se forman en pantalla son un verdadero escándalo, pero lo repito, apenas estaremos participando en la acción. Los puzzles es otro de los elementos que se ha reducido al mínimo respecto a la precuela, apenas hay 3 diferentes en todo el juego y siguen siendo tan simples y aburridos como entonces. Casi se agradece que no haya más. En resumen, ¿Te gustan las películas interactivas en las que la jugabilidad es algo completamente residual? Entonces te va a gustar Hellblade 2.

Conclusiones finales

Como conclusión, estamos ante posiblemente uno de los mejores juegos de Ninja Theory, con un apartado técnico insuperable hoy en día, una banda sonora que quita el hipo y una historia que, aunque pierde parte del mensaje que hizo tan popular a su precuela, gana en épica y escala. En el lado menos bueno, un apartado jugable tremendamente limitado, haciendo que parezca más una película que un juego, y una duración algo escasa que hará que pagar los 50 euros que cuesta duela un poco más de la cuenta. Esto último se subsana con la suscripción a gamepass, porque si tengo que decir un juego que me empujaría a pagar la suscripción hoy en día, sin duda sería Hellblade 2.

Alejandro Treceño

Redactor en HelGames. Apasionado a los videojuegos, especialmente a la marca PlayStation.

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