Análisis: Diablo IV

Uno de los mejores juegos de este 2023

La franquicia Diablo es, sin duda, una de las más reconocidas de nuestro sector, la cual nos ha regalado grandes juegos a lo largo de su historia, pero esto no quiere decir que sus fans estuvieran contentos en general hasta ahora. Para nadie es un secreto el hecho de que esta saga no pasaba por sus mejores momentos, especialmente después de la decepción que resultaron ser Diablo 3 como Inmortal. Por esto, la expectación de cara al lanzamiento de este Diablo IV era máximo, con gran cantidad de fans que salieron encantados de las pruebas abiertas que hubo, pero con cierto miedo de cara al lanzamiento final.

Por suerte, al final ha resultado que Blizzard ha dado con la tecla correcta para la mayoría de los usuarios. Nosotros ya hemos jugado bastantes horas a este título, y a continuación os contaremos cuál ha sido nuestra experiencia con este título, el cual consigue destacar incluso en un año tan saturado de grandes títulos como está siendo este 2023.

Lilith como pieza central

Ya lo habréis notado incluso aquellos que no hayáis jugado al título, pero la realidad es que Lilith es una de las piezas claves de este juego. No vamos a entrar en demasiados detalles sobre la narrativa, principalmente porque preferimos que lo descubráis todos por vosotros mismos, pero la verdad es que el enfoque que tiene nos ha parecido bastante interesante.

Estamos acostumbrados a videojuegos cuyo enfoque es el héroe, que suele estar encarnado por nuestro personaje, y el villano no pasa de ser una figura lejana y amenazante. En este caso, si bien Lilith igualmente se siente de la misma manera, la narrativa se construye alrededor suyo. Nosotros somos, básicamente, un don nadie que acabamos teniendo que enfrentarnos a su retorno, por lo que nuestra historia personal no es especialmente importante. En su lugar, todo lo que nos cuenta el título, todas las decisiones que toma nuestro personaje, y todas las aventuras en las que nos embarcamos tienen como pieza común a Lilith, lo que da significado a su aparición en los artes principales del juego, al mismo tiempo que hace que la historia tenga gran importancia dentro de esta aventura.

Por otro lado, y dejando un poco de lado de Lilith, podemos decir que la historia es interesante, aunque normalmente pasa a un segundo plano dentro del juego, debido especialmente a la gran cantidad de estímulos que se presentan ante el jugador. El juego nos proporciona una herramienta de guiado muy potente, la que nos permite seguir el camino exacto hacia nuestro objetivo, pero, como ya hemos comentado, en ese camino nos encontraremos con gran cantidad de estímulos que nos hacen desviarnos del mismo, yendo desde simple misiones secundarias, hasta mazmorras completas que deberemos explorar, y que al final tendrán un jefe. Esto hace que, en muchas ocasiones, nos terminemos olvidando de la historia principal, aunque gracias a su poca profundidad, es bastante sencillo recordar los puntos importantes, para poder reengancharnos luego de horas de hacer objetivos secundarios.

Así mismo, y aunque esta es la parte que menos hemos podido experimentar, es necesario señalar que el endgame, es decir, lo que ocurre una vez acabas la historia principal, también nos ha terminado por sorprender. Su profundidad es digna de la franquicia de la que estamos hablando, y es que estos títulos de Blizzard son conocidos por la calidad de esta parte de sus entregas, aunque en este caso nos ha conseguido sorprender incluso.

Lilith es, sin duda, una de las piezas centrales de esta aventura.

El mejor juego de la franquicia a nivel jugable

Sí, esto puede ser polémico dado que la segunda entrega se encuentra en un completo pedestal, pero pese a que consideramos a este Diablo 2 como uno de los mejores juegos de la historia, es verdad que también pensamos que Diablo IV es el mejor juego de esta franquicia a nivel jugable. Con esto, no solo hablamos del combate en sí, el cual es fluido y muy profundo a la vez que sencillo de aprender, sino que también nos referimos a la gran cantidad de opciones que ofrece al jugador a la hora de afrontar, tanto la partida en general, como cada enfrentamiento en particular.

En nuestro caso, hemos jugado toda nuestra partida con un hechicero, el cual hemos terminado especializando en los ataques de rayo, dado que eran los tipos de ataque que mejor encajaban con nuestra forma de jugar, al mismo tiempo que es justo el que hicimos en las diferentes betas, por lo que ya estábamos acostumbrados al mismo. Aun así, y debido a la variedad de enemigos, en muchas ocasiones otro tipo de ataques era mucho más efectivos, por lo que hemos tenido que variar, y ha resultado ser una maravillar. Ver la gran cantidad de formas que existen para afrontar un enfrentamiento, gracias a un árbol de habilidades muy bien pensado, nos ha hecho recordar a grandes juegos del género.

Así mismo, es necesario señalar que el looteo de este juego nos ha recordado a la gran época de esta clase de títulos, y no solo no ha conseguido que nos acabáramos desesperando o aburriendo, sino que ha conseguido el efecto contrario. Hemos terminado motivándonos bastante, explorando mazmorras una tras otra para conseguir las mejores armas y armaduras, para así poder afrontar los desafías que nos tenía preparados la historia principal de Diablo IV, así como sus misiones secundarias y mazmorras.

A nivel jugable, Diablo IV es toda una maravilla.

Una experiencia impecable en consolas

Esta clase de títulos siempre se ha dicho que están pensados para jugarlos en PC, y no podemos decir que sea mentira, dado que nacieron en esta plataforma, pero siempre resulta agradable ver que los desarrolladores no se olvidan de los jugadores de consola. En este caso, en lugar de lanzar una versión decente, para que sea disfrutable, podemos decir que han conseguido crear una experiencia impecable, con un mapeo de botones prácticamente inmejorable, y una sensación a los mandos que difícilmente podría haber sido mejor.

Es un juego pensado para el PC, y probablemente aquellos que crecieron con Diablo 2 u otros títulos similares verán difícil jugar a la cuarta entrega en consolas, pero si esta es tu única opción, sea por la razón que sea, debes saber que estamos hablando de un juego perfectamente disfrutable en consolas. Además, no nos referimos solo a los controles como tal, sino también a la sensación general que proporciona el título, la cual consideramos prácticamente perfecta, salvo por un detalle que mencionaremos a continuación, el cual no tiene nada que ver con la versión para consolas, dado que es algo que también ocurre en PC.

Diablo IV resulta ser una experiencia impecable en consolas.

Su único gran defecto: el always online

Sí, en general, Diablo IV nos parece uno de los mejores juegos del año, y, por tanto, un candidato fiable a los GOTY 2023, pero tiene un defecto que puede hacer que muchas personas quieran alejarse de él. Ya lo sabréis, pero estamos hablando de un juego always online, es decir, que independientemente de si estáis jugando en solitario o con otras personas, tendréis que estar conectados a los servidores del título, lo que no es solo un problema para la conservación de los videojuegos, sino que además hace que muchas veces sea difícil de disfrutar de tu partida.

No solo hemos tenido que esperar colas enormes, sino que además hemos tenido bastantes problemas de lag dentro de la partida, los cuales han conseguido incluso que muramos en varias ocasiones contra jefes no especialmente difíciles. Entendemos que este juego tiene un gran componente multijugador, el cual es muy divertido, pero también es necesario señalar que lo mejor hubiera sido permitir que las personas que quieran jugar solos no tuvieran que estar conectados a los servidores. Eso sí, es necesario que señalemos que no necesitarás una suscripción a PlayStation Plus o Xbox Live Gold para jugar, aunque sí será necesario para que puedas disfrutar de Diablo IV con tus amigos.

Por lo demás, a nivel técnico podemos decir que es una maravilla, y es que si bien hemos comentado que hemos sufrido de lag, todo esto se ha debido a problemas con la conexión, y no a bajones de frames debido a un pobre rendimiento del juego. Nosotros lo hemos jugado en PlayStation 5, y os podemos asegurar que estamos hablando de una versión pulida hasta el milímetro, en la cual el juego hace gala de unos gráficos impecables, y de su ambientación que quita el hipo. Así mismo, todo esto se ve acompañado por una banda sonora excelsa, la cual hará las delicias de todo fan de la franquicia.

Más allá del always online, Diablo IV es impresionante a nivel técnico.

Conclusión final

Diablo IV es para nosotros el mejor juego de su franquicia, superando a la segunda entrega, además de uno de los mejores juegos del año. Ha logrado que la saga vuelva a ofrecernos una entrega con calidad suficiente para ser considerado como un título excepcional, aunque no todo es color de rosas. Cierto es que el always online nos ha hecho reflexionar sobre este problema dentro de nuestra industria, y consideramos que es un error, pero dejando esto de lado podemos decir que estamos ante un título prácticamente inmejorable.

No es perfecto, porque ningún juego lo es en realidad, pero sí es de los mejores juegos que hemos jugado en mucho tiempo, algo que dice bastante de la calidad del trabajo de Blizzard.

Salir de la versión móvil