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Análisis de Starfield

Una odisea en el espacio

El Espacio, esa gran masa estelar de dimensiones cuasi inconcebibles para la psique humana, hogar de lo desconocido y de la creación y destrucción. El orden y el caos. El origen de los sueños de millones de personas. Siempre he señalado que la ciencia ficción es uno de mis géneros fetiches, sobre todo si está enfocado en la exploración espacial. Esta ambientación suele dar lugar no solo a ahondar en otra época de exploración con una tecnología y posibilidades mucho mayores que lo que se vivió durante el descubrimiento del continente americano, sino que nos permite explorar en la propia esencia del ser humano.

Bethesda Softworks es una desarrolla muy conocida por su construcción de mundos y su gran énfasis en la exploración de cada mapa y mazmorra para desentrañar cada secreto oculto. Si bien es cierto que la compañía ha tenido sus más y sus menos con juegos tan reseñables como The Elder Scrolls V: Skyrim y Fallout 3, con algunos que, pese a su éxito, no han estado libres de polémica como Fallout 4 y otros que, aun tras muchas actualizaciones, sigue sin contar con el favor del título por un lanzamiento deficiente, como es el caso de Fallout 76. Ahora, la compañía nos quiere mostrar otra cara de la moneda. Ya no hay más fantasía medieval ni mundo postapocalíptico. Es el turno de la exploración espacial. De visitar otros mundos. Es el turno de Starfield.

Análisis: Starfield
La estética y atmósfera dista mucho de anteriores juegos del estudio, cosa que percibimos desde los primeros pasos en el título.

Una nueva IP y todo el sabor a Bethesda

Hace aproximadamente 25 años desde que Bethesda Software creó su última IP. Desde entonces han estado desarrollando títulos tanto de Fallout como de The Elder Scrolls y evolucionando el género hasta lo que conocemos hoy. Tras tantos años, la compañía ha desarrollado una nueva IP, esta vez centrada en la exploración espacial.

Parecería que este cambio de ambientación conllevaría en una transformación de la «fórmula Bethesda» que llevamos viendo a lo largo de los años. Es evidente que hay cambios en cuanto a ciertas mecánicas e incluso cómo interactuamos por el escenario, pero Starfield, si de algo estoy 100% seguro es de que cuenta con toda la esencia del estudio y buscar algo en extremo distinto a otros productos de la misma es generar unas expectativas equivocadas. Por supuesto, esta ‘conformidad’, si es que queremos llamarlo así, genera los mismos problemas de anteriores entregas del estudio, pero también las mismas virtudes.

Starfield es un RPG de exploración espacial situado en un futuro más o menos cercano, el año 2330 aproximadamente. Tras el comienzo de la edad de la exploración espacial (año 2050), la humanidad ha empezado a colonizar otros sistemas y a crear confederaciones para la correcta gestión de estas colonias. Por supuesto, al igual que ha ocurrido en el transcurso de nuestra historia en la realidad, estos gobiernos conllevaron una serie de conflictos entre diferentes bandos que llevaron a la humanidad a una gran guerra espacial. El título transcurre tras esta guerra y podemos ver el impacto que ha tenido en diferentes sistemas y bandos.

Este es otro de los aspectos que Bethesda suele cuidar, la construcción de mundos. El crear un gran trasfondo y antecedentes ayuda a generar un universo verosímil. Nosotros no somos los primeros en llegar ni los más importantes. Somos un individuo más que, por causas ajenas a nosotros, jugará un papel importante, pero no siempre determina el futuro del universo. Este gran papel nos llevará ante Constelación, un pequeño grupo de exploradores que planean ir más allá de los confines del universo conocido y que quiere desentrañar los misterios de un extraño artefacto encontrado durante unas excavaciones mineras en las que participábamos. Es aquí donde comienza nuestra odisea espacial.

Análisis: Starfield
El título contará con múltiples facciones, amistosas y otras que no lo son tanto, principalmente la Flota Carmesí.

De mazmorras planetarias

Como he señalado antes, Starfield es un juego de rol enfocado en la exploración del universo. Esto conlleva que ciertos tropos utilizados en anteriores entregas se abandonen en pos del reconocimiento, análisis e investigación de cada planeta y estación repartida a lo largo y ancho de la galaxia. El desplazamiento por el mundo ya no se da en un mapa relativamente pequeño con mazmorras y ciudades que explorar, sino que se da en un gran espacio repleto de diferentes cuerpos celestes de los que, en su amplia mayoría, desconocemos que encontraremos.

Claro, todavía contamos con estas «mazmorras» típicas del estudio, en el que nos encontramos con una estancia intrincada con enemigos, secretos y un gran premio aleatorio al final. En este sentido, al menos en mi experiencia, lo he notado algo más ‘Fallout’ que ‘Skyrim’, en el sentido de que la estructura de las mazmorras están en su mayoría construidas por humanos (a excepción de ciertas cuevas naturales) y la estructura de «círculo» en la que partimos de un punto y el final de la mazmorra suele darse con un atajo al punto de partida.

Por otra parte, la exploración de cada mundo suele ser un extenso mapeado en el que podemos encontrar mazmorras prefabricadas, es decir, creadas a mano por los desarrolladores y que suelen ser la delicia de cualquier explorador, y luego hay ciertas localizaciones que se van generando de forma procedural y que suelen funcionar como mecanismo de obtención de materiales varios y de sondeo del planeta (luego hablaremos de esto). Algo que si he echado de menos dentro de estas secciones es la posibilidad de utilizar un vehículo, pues a menudo las distancias entre un punto y otro suelen ser de kilómetros y puede hacerse algo pesado.

Análisis: Starfield
El detalle en la personalización de cada nave, base y personaje es uno de los apartados más sorprendentes del juego.

Naves, bases, el espacio y el síndrome de Diógenes

Uno de los añadidos más importantes de Starfield y que más lo separa de sus ‘hermanos mayores’ es la inclusión de naves espaciales. En este apartado debo afirmar que tenía mis dudas. Todos sabemos que Bethesda siempre ha tenido problemas a la hora de mover estructuras grandes a tiempo real (el tren de Fallout 3 era un señor con un vagón en la cabeza). Debo decir que mis dudas se han disipado, pues las naves cuentan con un mimo y un cariño pocas veces visto en el medio. Cada nave en el juego no solo se mueve a tiempo real por el escenario (nosotros la manejamos sin ningún tipo de problema), sino que, mientras conducimos nuestra nave, todo su interior y los tripulantes siguen cargados, por lo que, cuando contamos con naves más grandes y creedme que hay naves titánicas, es todo un logro técnico.

Cada nave es completamente personalizable en cuanto a su funcionalidad, mejoras, tipo de armamento o si incluso queremos tener una nave solo de carga, podemos prescindir de cualquier armamento. Esta personalización se lleva a cabo en el hangar, disponible en cualquier ciudad del juego, donde podremos combinar, comprar y mejorar cada pieza de la nave de forma independiente. Debo señalar, que al menos en mi caso, todas las posibilidades disponibles a la hora de fabricar la nave me generó un poco de ansiedad, porque, como en otros apartados del juego, hay mucha leña que cortar. Cada pieza tiene su función, su marca (que determina su aspecto externo e interno) y su ‘Clase’ (A,B,C…) que determina su calidad y compatibilidad con otros componentes de la misma. Al principio es mucho lío, pero poco a poco hay cosas que comprendes por simple lógica, por ejemplo, no puedes volar sin motores ni estacionar sin tren de aterrizaje. Claro, que si no queremos meternos en este embrollo, siempre podemos comprar alguna de las naves prefabricadas del juego, que es igualmente válido, aunque muy, muy caro.

Por otro lado, con las bases es más o menos la misma historia. Podemos tener alguna de las casas que hay por las ciudades que encontraremos en el juego o, si no queremos, podemos construir nuestra base en cualquier sitio de cualquier planeta o satélite que encontramos en el juego. Esto es una evolución de lo ya visto en Fallout 4, pero aquí cada habitáculo y objeto combina y se modifica con mucha más facilidad, ofreciendo una comodidad al jugador que es de agradecer. Eso sí, preparaos para gastar enormes cantidades de recursos, pues yo, en unas 30 horas de juego, apenas pude crear dos habitaciones y un par de estructuras de creación. Aunque he de señalar que no me centré en esto demasiado, por lo que podría haber sido más rápido de hacer.

Tanto para las naves, como para bases e incluso el desarrollo de armas, medicinas, comida y demás, necesitaremos materiales, por lo que no debemos olvidarnos de construir estaciones de carga tanto en la base como en la nave, cosa que se nos hará indispensable si no queremos quintuplicar nuestro peso a las primeras de cambio y rompernos una pierna al intentar andar (si, también hay dolencias y enfermedades que nos pondrán estados negativos hasta que los curemos). Hay una gran cantidad de materiales distintos en el juego que podemos extraer de minerales, flora y fauna a lo largo y ancho del universo, además de materiales específicos que podremos encontrar o fabricar y que serán bastante caros de conseguir.

Análisis: Starfield
Cada planeta tiene su propia personalidad y estética, al menos la mayoría de los que hemos explorado (unos 30 de los 1.000 planetas aproximados que hay).

Coge el escáner y sondea todo lo que encuentres

Otra de las grandes adiciones que encontramos en este nuevo título es la inclusión de un escáner. Este nos permitirá investigar los recursos de cada planeta, tanto los minerales (oro, cobre, platino), como la fauna y la flora que encontramos. Estos contarán con un porcentaje de investigación al examinar a cada elemento de un mismo tipo que nos ofrecerá información como su hábitat, recursos y comportamiento (en el caso de los animales e insectos).

No voy a engañaros si os afirmo que he tenido serios problemas para continuar la historia del título debido a que no paraba de encontrar materiales, fauna y flora en cada mínimo resquicio del planeta, pues ver como el porcentaje de sondeo sube es de lo más adictivo. Además, cada planeta (o casi) contará con rasgos únicos que deberemos encontrar y nos ofrecerá nuevos materiales y experiencia, como meteoritos estrellados, estructuras vegetales y formaciones geológicas únicas y otros elementos a los que no entraré por tema de spoilers, pero más de uno se llevará una sorpresa.

Cada planeta cuenta con una serie de rasgos característicos en cuestiones de bioma, índice de gravedad, su masa, tiempo de rotación (que veremos el cambio de hora si dormimos, pudiendo convertirse una hora terrestre en 40 horas del planeta en el que estamos o viceversa), temperatura, minerales y el tipo de base de los seres vivos (por ejemplo, base de carbono). Todo esto se encuentra increíblemente detallado e incluso podemos ver el peso del planeta en forma de esquema planetario según su masa e índice de gravedad. Para los amantes de la ciencia ficción, una delicia.

Análisis: Starfield
La creación de nuestro personaje recuerda bastante a The Elder Scrolls IV: Oblivion y eso es una excelente noticia, pudiendo configurar varios apartados de nuestro trasfondo nada más comenzar.

Jugabilidad tipo shooter con un gran peso RPG

Starfield, aunque se puede disfrutar de cierta manera en tercera persona, como el resto de juegos de la compañía, está pensado principalmente para jugar en primera persona. Todos los sistemas y el movimiento se implementan mejor de este modo, por lo que, al final, es más cómodo a la hora de jugar e interactuar con el escenario.

Principalmente es un juego en el que disparamos. Hay armas cuerpo a cuerpo, pero no tienen un gran impacto en el juego, pues las animaciones y reacciones de los enemigos no llegan a acompañar del todo a los golpes. Todavía sigue siendo la asignatura pendiente de la desarrolladora. Por otra parte, los disparos son una mejora de lo ya visto en Fallout 4, en el que participó la propia Id Software (padres de Doom) y eso se nota. Cada arma cuenta con mucho nivel de detalle, su propia recarga e, incluso, su propia interfaz dependiendo de la marca del fabricante, ofreciendo una sensación muy variada en el gameplay según el arma que utilicemos.

Las reacciones de los enemigos han mejorado bastante y, aunque no cuentan con una gran inteligencia, suelen intentar rodearte, solventar los escenarios verticales haciendo uso de un jetpack, y sacarte de las coberturas con granadas. Es cierto que hay un par de fallos en el movimiento de los enemigos, ya que depende mucho del escenario en el que nos ha tocado pelear, pero en líneas generales ha sido tremendamente satisfactorio y toda una sorpresa, pues este era un apartado que la compañía solía solventar de forma muy superficial.

[SPOILER] Por otro lado, la inclusión de poderes tipo Skyrim, que encontraremos a lo largo de la historia y de la exploración de ciertos planetas, hacen que estas secciones den lugar a situaciones de lo más variopintas. Por supuesto, lo que más me ha llamado la atención no son los poderes ‘activos’, por decirlo de alguna forma, sino los pasivos. Estos nos pueden ayudar desde ver a través de las paredes, hasta crear nuestra propia atmósfera al rededor del personaje para soportar las inclemencias climáticas de algunos planetas [fin del SPOILER].

Todo este apartado más enfocado a la acción pura no podría soportar por si solo el juego porque, aunque esté bien ejecutado, no es lo suficientemente variado al final como para sustentar un título cuyo recorrido principal puede llevarte cerca de las 50 horas y, aun así, no habrías visto ni un 5% de lo que tiene que ofrecer. Por eso mismo, todo lo que tiene que ver con el RPG ha sufrido una mejora significativa en este título. Tanto el árbol de habilidades como las conversaciones están ejecutadas con mucho mimo. Podemos elegir entre diferentes ramas (combate, ciencia, tecnología, exploración…) con varias pasivas que darán forma a nuestro personaje, como mejoras en la conservación, obtención de recurso, daño de diferentes tipos de armas, mejor capacidad de escaneo, creación de armas, comida y un largo etcétera.

Las conservaciones han dado un giro más clásico que la fórmula tipo ‘BioWare’ de Fallout 4, por lo que nuestro personaje volverá a ser mudo y tendremos una amplia selección de líneas de diálogo que darán lugar a diversas situaciones y elecciones que determinarán el transcurso de nuestra historia. A la hora de convencer a ciertos NPC de algunas opciones, entraremos en un minijuego en el que tendremos varias opciones coloreadas según la dificultad (verde, amarillo y rojo) y con un numero de puntos que, en el caso de acertar, ocuparán los huecos que señalan el «aguante» de nuestro ‘adversario’. Al principio confunde un poco, pero se pilla el truco rápidamente.

Análisis: Starfield
La estética semi-realista del título no evita ofrecer estampas hermosas en cada rincón de la galaxia.

Gráficamente aceptable, pero una excelencia auditiva

Starfield no es de lo más impresionante en el apartado visual. Si bien es cierto que el juego ofrece momentos hermosos, es más por su excelente apartado artístico que por sus texturas e iluminación. Está claro que este nunca ha sido el foco del estudio, pero no habría estado de más algo de esfuerzo, sobre todo a la hora de dar vida a los NPCs, que si bien cuentan con una mejora sustancial respecto a anteriores entregas, no llega a ser del todo lo que esperaríamos de un juego tan inmenso.

Lo que si puedo afirmar, sin ningún atisbo de dudas, es que tanto los efectos de sonido como su increíble banda sonora compuesta por Inon Zur (Fallout, Dragon’s Dogma,…) hacen que nuestro viaje espacial nos ofrezca momentos inolvidables por el simple azar y variedad sonora con la que cuenta. Cada tema musical y sonido de un arma, dispositivo o aparato tecnológico rezuma mimo por cada uno de sus poros (destacando el sonido de las naves al despegar y al aterrizar).

Otro apartado que señalar es su doblaje, el cual me ha sorprendido por lo bien actuado que está, al menos en inglés, ya que suelo disfrutar de los juegos en su versión original. También he podido probar su doblaje en español que, pese a estar bastante bien, no casa con las animaciones faciales de los personajes en absoluto y suele generar, al menos en mi caso, bastante rechazo.

Análisis: Starfield
Poder ver cada sistema como un diorama cargado de detalles e información, e incluso señalando los planetas que vamos completando es una delicia.

Conclusión final

Starfield es uno de los mayores juegos de esta generación y uno de los mejores juegos de ciencia ficción que he tenido el enorme placer de disfrutar. Sé que es pronto para decirlo, pues 50 horas (que es lo que he tardado en completar su historia principal y la historia de uno de los acompañantes) no es ni el 10% de un juego de unas dimensiones tan titánicas como este, pero si de algo estoy seguro es que he tenido mi corazón en un puño en cada minuto que he disfrutado el juego.

Por supuesto el título no es perfecto, cuenta con muchos fallos a la hora de optimizar (sobre todo por la no inclusión del reescalado de Nvidia, que llegará más tarde) por escasos o casi nulos ajustes gráficos, no pudiendo cambiar ni el limite de fps, ni apenas el reescalado de imagen. Aun con esto, hay que señalar el asombroso apartado técnico del juego a la hora de mover las naves con todo su interior cargado y el tamaño a escala casi real del universo, pudiendo ir de un planeta a otro en tiempo real, aunque se tardan entre 8 y 10 horas, además de que cada planeta está renderizado y rota a tiempo real en órbita y eje.

Por esto y mucho más (que me he saltado u olvidado porque hay demasiados elementos en el título), considero a Starfield uno de los máximos exponentes de juegos dedicados a la exploración de mundos a la altura de los más grandes y no puedo esperar a ver cómo evoluciona con el tiempo, pues ya sabemos que, por ejemplo, Skyrim ahora dista mucho de su estado de lanzamiento.

Starfield ya se encuentra disponible en Xbox Series X|S y PC, donde se ha podido disfrutar para este análisis.

Ángel Lostes

Un músico sin beneficio que escribe textos en sus ratos libres para paliar ciertos momentos de crisis existencial.

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