Análisis

Análisis: Twelve Minutes

Here we go again…

Si había un título al que le tenía ganas este año era Twelve Minutes. El proyecto de Luis Antonio, me intrigaba a unos niveles altísimos por todas sus posibilidades narrativas y jugables, teniendo en cuenta su premisa de bucles temporales, los pocos personajes que forman parte del plantel y el espacio reducido en el que ocurre todo. Con todo eso en mente, y una vez ya he terminado el juego, mis sensaciones son un poco agridulces con él, pero si me tengo que quedar con lo bueno o con lo malo, creo que me quedo con todo lo positivo que aporta.

Twelve Minutes ha sido desarrollado por un estudio muy pequeño, liderado por Luis Antonio, y lo ha editado Annapurna Interactive, lo que lo convierte, como mínimo, en una propuesta atractiva, y a la vez sencilla, e interesante de probar.

Desde luego, en cuanto a mecánicas es un juego simple, ya que todas nuestras interacciones las llevaremos a cabo arrastrando y haciendo un solo clic en el ratón (si es que lo juegas en PC, como es mi caso), como buen point and click que es. Básicamente, el juego nos propone avanzar cogiendo objetos, mezclándolos entre sí o dándoselos a los otros personajes para activar ciertas situaciones o ciertas líneas de diálogo que nos aportarán más información útil, ya sea para ese bucle o para el siguiente. Twelve Minutes te incita a probar diferentes combinaciones, apoyándose mucho en el ensayo y error, para resolver el gran puzle que ha plantado delante de tu cara.

Resolver las situaciones que el juego te plantea no será lo más sencillo del mundo, pero cuando prestas atención, todo se vuelve un poco más «fácil», salvo en algunos puntos en los que el título se vuelve más rebuscado de la cuenta. Aun así, creo que las mecánicas que utiliza son las que mejor le sientan a un juego que transcurre en un espacio tan reducido y con los elementos justos y necesarios. Poco negativo se puede sacar de aquí, más allá de algo que comentaré más adelante y que tiene que ver más con la parte narrativa de Twelve Minutes.

Así empezaremos nuestra aventura, en una especie de mini tutorial que resume a la perfección lo mecánico del juego.

Si a nivel jugable no es demasiado complejo, la cosa es un poco más ambiciosa a nivel argumental y narrativo, ya que utiliza varias licencias cinematográficas (de hecho, casi todas sus influencias vienen de ahí) para dotar de profundidad a una trama que, sin ser nada novedosa ni excesivamente original, consigue darnos momentos realmente efectivos, a pesar de algunas flaquezas.

La historia del juego nos sitúa en un pequeño apartamento compuesto por una habitación, un baño, un armario y un salón que ejerce varias funciones a la vez en el que controlamos a un hombre sin nombre (característica que comparte con el resto de personajes que aparecen en Twelve Minutes) que, después de llegar a casa, se dispone a tener una velada romántica con su mujer. Todo parece muy apacible y romántico, hasta que irrumpe en casa un policía misterioso que acusará a la mujer de haber asesinado a su propio padre varios años atrás y de haberle robado un reloj de bolsillo muy valioso, al parecer. La cosa no acaba ahí, ya que el policía, después de interrogar a la mujer, sin recibir las respuestas que él buscaba, no dudará en matar a nuestro protagonista.

Esa acción terrible llevada a cabo por el extraño agente, da inicio a los bucles en los que transcurre el juego. Mueres y vuelves a aparecer dentro del apartamento, como si acabases de llegar otra vez, pero siendo consciente de lo ocurrido. Tu mujer te saluda de nuevo y todo vuelve a repetirse cada vez que mueres o se acaban los 12 minutos que dura cada bucle. Para intentar cambiar esos extraños acontecimientos, lo que tendrás que hacer será ponerte manos a la obra e intentar averiguar que es lo que ocurre y cómo voltear la situación.

El juego te da bastante libertad para interactuar con el entorno y sus elementos, siempre teniendo en cuenta sus propias limitaciones.

Realmente, como he dicho antes, creo que la trama del juego tiene algunos puntos bastante álgidos con algún giro de la situación muy efectivo, pero también tiene varias cosas que le restan inmersión y emoción. Uno de los problemas que tiene es su perspectiva cenital, aunque en lo puramente jugable me parece un acierto, ya que impide ver las caras de los personajes (de hecho, si quieres verles de cerca, tampoco podrás verlos con claridad) y eso hace casi imposible empatizar con ellos. Con el único que llegamos a empatizar un poco más es con el protagonista, ya que, más de una vez, podremos sentir ese estancamiento por el que está pasando él cuando no encontramos la manera de avanzar, esto ocurre varias veces, sobre todo al principio.

Por otra parte, otro problema que acarrea la historia del juego es, básicamente, ser un videojuego. Es decir, más de una vez veremos que el juego quiere ponerse narrativamente intenso, pero el propio juego nos interrumpe con algún diálogo que no toca o llegando al final de un bucle antes de tener la certeza de haber avanzado, por ejemplo. Estas cosas suelen ocurrir cuando, después de repetir varias acciones más de dos o tres veces, quieres avanzar a toda costa y vas lo más rápido posible, pero es difícil que no te saquen un poco del juego y su narrativa.

A pesar de esos puntos negativos, lo que propone Twelve Minutes sigue pareciéndome muy interesante, ya que no tiene ningún inconveniente en hacerte pasar por algunos momentos incómodos para hacer que su narrativa se acabe imponiendo a los puntos más flojos que pueda presentar el título. De esta manera, y como ya he mencionado antes, el juego consigue que sus giros de guion sean algo más efectivos, que no brillantes. Además, si hay algo que me parece un acierto es la posibilidad de vivir varios finales, de los que no daré ningún detalle, pero sí que diré que dar con alguno de ellos no es tan sencillo como avanzar y ya está.

Hablando de momentos incómodos, este será uno de los que más repitas, sobre todo al inicio del juego.

En cuanto a la duración de Twelve Minutes, todo dependerá de la soltura que tengas a la hora de resolver los puzles y situaciones que el juego te plantea. Yo ya he dicho antes que para mí el juego tiene algunos momentos muy rebuscados, pero cada persona es un mundo. Dicho esto, a mí me ha durado unas 8 horas, más o menos.

Twelve Minutes, a nivel gráfico, no es ningún portento, es un juego que en las distancias cortas deja bastantes cosas que desear, ya sea en los modelados de los personajes vistos de cerca (pasa pocas veces, pero alguna pasará) o en algunos elementos del escenario que no parecen estar muy bien rematados. En cuanto a las animaciones del juego de Luis Antonio, creo que no terminan de lucir demasiado, aunque es cierto que en algunas circunstancias sí que parecen tener un trabajo extra detrás, supongo que para dar más énfasis a esos puntos álgidos de los que antes hablaba.

En mi opinión (como todo lo que estáis leyendo aquí), creo que el trabajo artístico que muestra el juego hace que el pobre apartado gráfico no sea, ni mucho menos, un problema. Tanto la gama de colores, la ambientación que se supone que viene del exterior de esas paredes (lluvia y truenos) y se cuela en el pequeño apartamento para crear un aura algo tenebrosa y algunas puestas en escena más que inquietantes hacen que esta obra tenga algo especial, algo que es difícil de encontrar en estas experiencias más narrativas.

Y si hay algo que refuerce esa sensación de estar ante algo especial es su apartado sonoro. Twelve Minutes utiliza la música como un acompañante muy selecto, pero aquí lo que premia son los efectos de sonido que nos rodean y que nos meterán de lleno en el juego (si los personajes tuvieran nombre y pudiésemos verles los rostros y sus expresiones, sería una experiencia memorable), esto ocurre por lo cuidado que está este aspecto del título. Una auténtica gozada. Eso si, si hablamos de su apartado sonoro no podemos dejar pasar la ocasión para mencionar a los actores que han dado vida a los protagonistas. Daisy Ridley, Willem Dafoe y James McAvoy hacen un trabajo estupendo y muy notable poniendo las voces de los integrantes de esta aventura. Un gran trabajo que solo se ve ensombrecido por ciertos momentos en los que el juego interrumpe esas actuaciones con cosas que no tocan.

Twelve Minutes es un juego con una propuesta jugable muy sencilla y efectiva, pero también sabe ponerte las cosas complicadas, todo funciona tal y como cabe esperar de un point and click, que con poco, sabe ofrecer una buena cantidad de situaciones. En cuanto a la historia, a pesar de algunas circunstancias que suceden por la propia concepción del título y que te sacan un poco de lo que quiere contar, creo que al final es fácil quedarse con todo lo bueno que aporta y con la manera en la que te hace vivir ese bucle, que parece casi infinito (pero que, en mi opinión, merece la pena no desesperar demasiado). Y algo similar ocurre con su apartado visual que, sin ser un portento técnico (de hecho, es fácil verle las costuras), consigue que su intención artística predomine y haga que la experiencia sea más satisfactoria, algo que hace con la ayuda de un apartado sonoro que brilla en casi todo momento.

En definitiva, y para terminar, creo que las ganas que le teníamos muchos a este juego han hecho que le veamos más fácilmente algunas de sus mayores carencias, pero aun así, creo que es una de esas propuestas narrativas que dejan un poso en todo aquel que la juega. Por lo tanto, si podéis, no dudéis en darle una oportunidad.

Recordad que Twelve Minutes está disponible en Xbox Series X|S, Xbox One y PC. Además, lo podéis disfrutar en Xbox Game Pass.

Fran Pérez

Cofundador y director de HelGames, aunque también me puedes encontrar en Andro4all, escribiendo sobre tecnología y videojuegos. Gran apasionado de la actualidad del mundo del videojuego y por ello siempre quiero traeros todo lo posible y más. De vez en cuando, también juego. Contacto: prensa@helgames.es

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