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Análisis: Lost in Play

Debo de admitir que siento debilidad por los videojuegos que tienen a la infancia como protagonista. No siendo una rara avis, en ninguna época ha habido una proliferación de los mismos en el sector. Podéis cavilar sobre la certeza de esta afirmación. Siempre van saliendo, con mayor o menor frecuencia, juegos disfrutables para esta audiencia o directamente centrados en los más pequeños

A decir verdad, lo que creo es que nos han puesto muchas veces a los mandos como personaje de dibujos o algunas veces en el plástico de sus juguetes, como en el reciente Hypercharge. Sin embargo, no abundan las experiencias en la que de forma voluntaria se nos pongan en los ojos de aquellos niños que fuimos. Desde esa perspectiva de vivir una aventura como si fuésemos literalmente un mocoso, es más complicado citar cualquier título. O dime, ¿recuerdas el último juego en el que eras solo eso, un crío? Pues yo tampoco. 

Lost in Play, el juego al que le dedicamos este análisis, parece que quiere solucionar esta ausencia por medio de una aventura gráfica point & clic con una animación cuidada y protagonizada por dos hermanos, en la tierna edad de volar dentro de la imaginación con un par de ramas, cartones y goma eva.

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Siesta tras matar monstruos por ti

Con su lanzamiento en Nintendo Switch y PC (vía Steam), el debut de Happy Juice Games nos pone en la piel de los hermanos, Toto y Gal. Mientras juegan durante una tranquila mañana, un mundo mágico lleno de ensueño y psicodelia entrará en contacto con su realidad, haciendo que el camino de vuelta a casa se convierta en una odisea. De esta forma, en sus pequeños zapatos, recorremos aldeas de duendes, un parque, bosques encantados o una playa varada en la inmensidad del océano.

Para adornar esta premisa se ha escogido capturar varios de los ingredientes de la novela clásica infantil de fantasía, el costumbrismo de ponerse «morao de cereales con leche» más ese punto de humor o escenarios psicotrópicos de cualquier capítulo de «Historias Corrientes». Con esto, Lost in play se siente como las series de animación que se han ido publicando en los últimos años: una aventura entrañable sin llegar a ser pastelosa, con una trama rápida y un mundo fascinante y lleno de personalidad para todo tipo de públicos.

Ese pastiche de ideas da como resultado un título divertido para todas las edades, durante las 3-6 horas que dura el título. Hablando precisamente de la duración, en una de las partes finales del título se nos hace una elipsis hacia delante de forma abrupta. Con ese acumuló de ideas que parece que no dio tiempo a realizar y sumado a que es un juego corto, el sentimiento de que este «cartoon» daba para unas horas más está presente.

Análisis Lost in Play
Lo que hay que montar para que los chavales de hoy en día dejen de jugar al LoL, no tiene nombre.

Orcos y gente normal que siempre saluda

Una gran aventura no es nada si no tienes con quien compartirla. Para la ocasión, Lost in Play tiene un reparto peculiar pero lleno de carisma. Siguiendo la misma sintonía que la historia, nos veremos rodeados de personas mundanas y seres fantásticos. En este punto, el título no apuesta por un gran desarrollo de personajes, sino por tener un elenco con gran personalidad.

Este encanto se debe a como se han articulado con todas las situaciones que viviremos juntos a ellos. Cada una de sus circunstancias está cargada de humor, simpatía o simplemente pequeñas tonterías que hacen que nos acordemos de los mismos.

Lost in play personajes

Otro gran acierto y uno de los puntos de más magia de Lost in Play se encuentra en como los puzles se han integrado junto a las pequeñas historias de estos NPCs. Provocando así que «darle al coco» no nos separe de que se nos quiere contar o le da matices y personalidad a los sujetos que nos vayamos encontrando. Simplemente, fusión para que no se pare la carcajada.

A esa combinación de puzle con historia se le ha incorporado, además, estilos diferentes para cada una las ilustraciones que son parte de dichos rompecabezas. No puedo decir otra cosa que no sea que quedan genial y le dan un mayor empaque al resto del apartado artístico, ya de por sí de muy alto nivel.

Vigilad vuestras azoteas porque las palomas, temidas ya por ser ratas voladoras, ahora son carteristas.

El club de los acertijos y los seres mágicos

El saco de enigmas de Lost in Play está formado principalmente por dos tipos de puzles. Los primeros son aquellos de descubrir la secuencia de objetos con los que interactuar y son un calco de la fórmula clásica de point & clic. Con ese mecanismo que funciona como toda la vida, llevan impreso el mismo «buen rollo» que en el resto de sus apartados y son de una dificultad asequible.

No hay reloj o alarma que te despierte tras desvelarte jugando bajo las sábanas a la Game Boy.

En lado contrario, tenemos el segundo tipo conformado por una numerosa variedad de rompecabezas. Esa diversidad le permite dar una mayor frescura en donde otros juegos habrían apostado por una continuada profundización en cada puzle. Es una decisión arriesgada, pero le ha salido bastante bien la jugada, trasmitiendo así más esa sensación de asombro.

Muy destacable, en ese sentido y como ya hemos comentado, es la integración de estos puzles con la estética general del juego. El acabado general de todo ellos es excelente. Además, algunos de ellos nos cuentan otras mini historia y, justo en esos momentos, es cuando destaca en toda su plenitud esta obra.

Si vemos que la cosa se pone dura, el juego nos da la opción de pedir una pista para cada uno de los puzles. No os lo aconsejo, pero se agradece que exista esta opción, especialmente para los más peques de la casa.

Lost in play Lonesome George
Este rompecabezas que sirve como cuentacuentos es una de sus mejores ideas.

Rivales en el patio del colegio

Otro de los formatos con los que se nos retará a nuestro intelecto son los enfrentamientos a ciertos juegos clásicos como las damas o las cartas. En un vistazo rápido pueden asemejarse a un minijuego, pero contienen pequeñas variaciones que golpean para cambiarlos a otra cosa muy distinta. En un intento de sustracción, la gran parte suelen ser puzles principalmente de pensar en líneas, mover cosas y/o anteponerse al oponente.

Estos aparentemente sencillos juegos de mesa transformados no son nada que no hayamos jugado ya, pero esconden los mayores picos de dificultad. Como si de un refresco amargo se tratará, no son tan fáciles como echarse un parchís y nos hacen sentir mayor frustración de lo que deberían. Aunque bien cierto es que nunca terminan en el círculo del «prueba y error».

Análisis Lost in Play
«Pequeños giros para los juegos de siempre», podría definir algunos de sus retos o ser el subtítulo de un juego cutre de Wii.

Jugar a ver dibujos de Cartoon Network

Adornando todo lo anterior, este point & clic de dos críos presenta un gran trabajo hecho a mano. Entrando así Lost in Play fuertemente por los ojos, su apartado artístico es el principal atractivo inicial del título. Lo importante aquí es que ese primer beso que serán sus primeras imágenes se mantiene a lo largo y ancho de la aventura.  En ese sentido, se ha mimado cada uno de los elementos que tiene el juego con un excelente arte, reflejo de la gran imaginación que tienen nuestros «protas».

El escalafón final de calidad para los plastidecors de Lost in Play es similar a lo visto en series como «Somos Osos». No es un asombro por la cantidad de fotogramas ni por los detalles. Sin embargo, mantiene una hipnótica identidad a través de todos sus diseños, seño que también caracteriza a la escuela de CalArts, fuente de la que bebe gran parte del juego.

Montar un dragón volador con palitos y cola nunca ha sido tan fácil como con Ikea.

Un sueño pasajero como la niñez

¿Quién tiene una jugabilidad tan clásica como los juegos de Lucas Arts de los 90, aunque mucho más accesible? Lost in Play. ¿Qué parece una serie hecha por Luke Pearson (Hilda), pero es una aventura gráfica? Lost in Play. ¿Qué podéis jugar con vuestros hijos si os gusta Monkey Island, pero el dos a ellos les parece un Minecraft feo? Pues claramente, Lost in Play.

Lost in Play, por ende, es una carta a los reyes magos llena de deseos de azúcar, LSD y muchos puzles. Aunque para la fortuna de las personas que vayan a jugarlo, esta carta es una adivinanza en forma de un agradable point & clic. Puede que sus errores no sean despreciables: demasiado clásico, frustrante en ocasiones y una duración que no basta para saciar nuestras ganas de más entuertos.  Aunque esto no quita que al final el equipo ha conseguido su objetivo, el de servir como fuego para la imaginación de los que ahora son niños y bálsamo de juventud para los que ahora son grandes.

De la infancia nace el juego y de tu añoranza por ella nace Lost in Play.

Por último, indicar y agradecer a sus editores, Joystick Ventures, que han hecho posible este análisis gracias a una clave cedida para su versión de PC, en Steam.

Adán Gallego

Luchador profesional contra el teclado para escribir mi opinión sobre videojuegos. Amante de los Souls, Halo con Bungie, Dead By Daylight, los Rogues y lo Indie. También conocido como ElGalloRuso o Gallo en Twitch y redes sociales.

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