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Análisis: Leyendas Pokémon: Arceus

Como un día cualquiera, íbamos caminando tan tranquilos por la remasterizada y desaborida región de Sinnoh cuando, para nuestra sorpresa, caemos a través de un agujero espacio temporal, como si fuésemos Jack Skellington llegando al mundo de la Navidad. Así acabamos en la antigua región de Hisui, fascinados al igual que Jack porque todo brilla, parece nuevo y cuesta entender qué son esas maravillas que tanto tiempo se nos han negado. Casi entran ganas de cantar.

El hecho de que todo parezca nuevo no significa que lo sea y es que Leyendas Pokémon: Arceus no propone nada novedoso que no haya aparecido anteriormente en la franquicia u otros juegos fuera de ella. Lo que sí hace es revestir todos los elementos escogidos con una sólida capa inmersiva y un fuerte núcleo en la jugabilidad. Mejora lo que ya tenía e integra apropiadamente lo que necesitaba.

Empezando por la interacción, porque si antes dejábamos Pokémon en un PC, ahora los tendremos en un redil donde aparecen físicamente y, a todas luces, es más humano que archivarlos como meros datos.

Análisis de Leyendas Pokémon: Arceus
Un trato más humano, aunque sigan estando encerrados.

Además, si los liberas una vez estudiados, podrás conseguir diferentes objetos que te ayuden a entrenar a los que uses para hacerlos todavía más fuertes. Pokémon siempre ha arrastrado esa incoherencia entre criar, atrapar y liberar. La primera no existe aquí, la segunda la realizamos como una mera investigación para la convivencia y la tercera beneficia mutuamente a jugadores y Pokémon.

Porque sobre esto va el juego. No se trata de luchar, investigar, ni siquiera de explorar. Leyendas Pokémon: Arceus trata de la convivencia a través del entendimiento. Cuanto más conocimiento adquiramos, desde más perspectivas atajaremos cada situación que nos encontremos. Partiendo de la base de que en Hisui nadie conoce en profundidad a los Pokémon y los tienen por seres salvajes y peligrosos, nuestra tarea es servir de puente entre unos y otros pues, como viajeros del tiempo que somos, estamos en medio de todo.

A lo largo de la aventura, haciendo misiones secundarias y avanzando en la historia principal, ampliaremos la villa añadiendo un huerto en expansión donde cultivar objetos, nuevos edificios para la gente que venga de otras regiones, más mercaderes y ampliaciones para los elementos de personalización como la ropa o el peinado.

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Cuanto más te impliques, más crecerá Villa Jubileo.

Todo con la ayuda de los Pokémon pues, en algunos casos, los habitantes te pedirán que les prestes los que has ido atrapando para ayudar a regar el huerto, a curtir pieles, o simplemente porque tienen curiosidad por conocerlos más gracias a ti.

Es curioso y simpático ver como algunos personajes, tras observar a un Pokémon que les llevas, llegan a las mismas conclusiones que figuran en las entradas de Pokédex de generaciones pasadas (futuro cronológico), como los ojos de Zubat o la seta de Parasect. Pasaremos de una Villa Jubileo gris con personas desconfiadas a una donde humanos y Pokémon conviven en armonía, ayudándose los unos a los otros.

Si antes mencionábamos que la clave de todo para entenderse es el conocimiento, en algún sitio tendremos que organizar todos los datos conseguidos. Ahí es donde entra la Pokédex de Hisui, la primera de todas (en teoría), y que no es más que una libreta donde se apuntan los datos de cada Pokémon. Imagen, peso, tamaño, hábitat, descripción del comportamiento, alimentos que les gustan, etc. Todo lo que necesites saber acerca de un Pokémon está ahí, pero para ello tienes que estudiarlos previamente. Ya sea a través de la captura o de enfrentarte a ellos con tus propios Pokémon.

 

Lo que nos lleva al punto clave. ¿Cómo se actualizan estos datos? En esta Pokédex se ha añadido la categoría de “tareas”. Una serie de misiones secundarias implícitas en casi cada cosa que hagas. Atrapas un ejemplar, tarea completa. Derrotas a uno en combate, tarea completa. Ves a ese Pokémon usar un determinado movimiento, tarea completa. Lo alimentas, tarea completa.

Es un no parar de tareas realizadas simplemente por jugar. Lo que redunda en conseguir datos interesantes de los Pokémon, aumentando tu puntuación de investigación hasta subir de rango con la mejora que ello conlleva en cuanto a nuevos objetos, recetas, fondos y cosméticos que puedes adquirir. Todo lo que hagas, suma y eso incentiva constantemente al jugador a seguir.

Esto sigue siendo Pokémon así que, el “atrápalos a todos” sigue presente. A todos los Pokémon que viven en Hisui, quiero decir. Aquí es donde el juego vira a la acción y deja el componente RPG solo para los combates. El control del personaje destaca desde el punto de vista jugable y nos tocará agacharnos para no ser vistos, rodar para esquivar el ataque de un Pokémon enfurecido y usar directamente diferentes objetos que ayuden en la captura, como bayas para alimentar y distraer, y Pokéballs para hacerlos tuyos. Lanzamos Pokéballs directamente, apuntando o fijando objetivo. Ya no se trata de pulsar un botón y esperar. Nuestra posición y distancia respecto al objetivo son más importantes que nunca.

 

Como reto adicional en la captura (y combate), se han incluido un nuevo tipo de Pokémon llamados “Alfas”. Más grandes, más fuertes, con mejores movimientos y de niveles muy altos para la región en la que habitan. Algunos están fijos en el mapa, siempre en la misma ubicación, mientras que otros se convierten aleatoriamente en Alfas según entras en la zona. La diferencia de tamaños que hay entre Pokémon de la misma especie, incluyendo los enormes Alfas, ofrecen mucha vida al juego. En ocasiones incentivándote a atraparlos de diferentes tamaños, en otras, simplemente para hacerte con los más fuertes.

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El tamaño varía también entre ejemplares que no sean Alfa.

Acompañando a este nuevo sistema de captura, tenemos la inclusión del sistema de construcción. Si bien muchos objetos esenciales del juego como Pokéballs, Pociones o Revivir se pueden comprar en tiendas, como no queremos dejarnos todo el dinero en ello, lo que haremos será crearlos usando objetos que podemos encontrar durante nuestras incursiones por los territorios explorables. En esta tarea de recolección pueden ayudarnos los Pokémon que llevemos con nosotros en el equipo, apoyando una vez más la idea de que juntos nos ayudamos mutuamente a avanzar. Ya sea recogiendo bayas de un árbol, como destruyendo una veta de minerales.

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Zoroark cosechando unas bayas.

El mapa de los controles puede llegar a resultar algo difícil de asimilar, pues tenemos una parte de acción y otra de RPG conviviendo prácticamente a la vez y dependiendo de en cuál de ella nos encontremos, se utilizará un botón para una acción o para otra (capturar/entablar combate). Aunque debo decir que, a pesar de la dificultad en el aprendizaje, me parece una excelente combinación que permite al jugador avanzar con fluidez en sus aventuras.

Esta fluidez nos incita constantemente a seguir y no detenernos. Puedes lanzar a un Pokémon de tu equipo para conseguir bayas, coger tú una flor del suelo y lanzarle una Pokéball a uno salvaje en un lapso de 3 segundos. Este juego va a todo trapo si tú quieres ir a todo trapo. Esto, en un RPG, aunque sea de acción, está francamente bien.

Así es. Un título que no pierda de vista los pequeños detalles, tendrá una mejor aceptación y hará sentir al jugador que forma parte de algo vivo y hecho con cariño. En Leyendas Pokémon: Arceus tenemos una capacidad de personalización del personaje relativamente grande, con multitud de equipamiento cosmético como chaquetas, gorros, conjuntos, complementos, etc., que le darán mucha vida a un personaje que estaremos viendo durante decenas de horas. Esto incluye cambios de peinado y color del mismo, aunque, en este caso, menos de los que me gustaría. En cualquier caso, todo esto es ampliable mediante misiones secundarias. Así que cuanto más explores, juegues e investigues, con más contenido se te recompensará.

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Hay muchas prendas a la venta a elegir en una amplia gama de colores.

Por otro lado, un detalle tan simple como poder sacar a todo tu equipo de Pokémon cuando quieras, ya sea para hacerles una foto, mirar las animaciones que tienen u observar como interactúan entre ellos, es un detalle muy bien recibido. Algo muy básico, pero que nos mete una vez más en la inmersión que tiene este mundo. Hace que nos importen.

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El tamaño, variedad de color y animaciones se reflejan al sacarlos a pasear.

Lo cierto es que, aunque Pokémon no innove en términos generales con este título, lo parece y le sienta realmente bien. La fórmula de acechar Pokémon desde la hierba cuando hasta hace unos días eras tu el acechado por un millón de Rattatas cada vez que tocabas un píxel verde, se siente fresco aún sin serlo. Sumado a la velocidad de su jugabilidad, la clásica adicción de coleccionar y la pequeña, aunque satisfactoria, necesidad de exploración, hacen de este uno de los mejores títulos de la franquicia Pokémon. Incluyendo spin-offs.

¿Para qué cambiar si se puede incluir lo que no se tiene para potenciar lo que nos hace fuertes? Con eso es con lo que me quedo de Leyendas Pokémon: Arceus. No hay que gustar a todo el mundo, ni seguir la misma senda que los demás. Hay que trabajar para hacer mejor lo que uno ya es. 

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