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Análisis: Metal: Hellsinger

Metal: Hellsinger era probablemente uno de los juegos más esperados este año, o por lo menos para mí así lo ha sido. Tras jugar su demo, supe que este juego no iba a decepcionar. Tras haberlo jugado en su versión de Steam, puedo confirmar que Metal: Hellsinger es uno de los mejores juegos que he probado este año.

Así es, ni hace falta leer todo el análisis al completo. Si te gustan los juegos de ritmo y los FPS, debes probar este juego. Si todavía quieres leer este análisis, veamos qué hace que Metal: Hellsinger sea tan buen juego.

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Profanar la tumba, al ritmo de la rumba

Para sorpresa de muchos, el juego desarrollado por The Outsiders y publicado por Funcom cuenta con una historia narrada. Nos ponemos en la piel de La Extraña, un misterioso ser que está causando estragos por todos los infiernos por los que pasa. En su camino por recuperar aquello que ha perdido en el infierno, se encuentra con Paz, una calavera, que resulta ser quien nos cuenta la historia desde su perspectiva.

Al principio de cada nivel veremos una cinemática bastante bonita que nos mostrará los acontecimientos que suceden, y durante los niveles, Paz irá comentando cosas también sobre esta aventura de La Extraña y La Inquisidora, vigilante de los infiernos que intenta detenernos. No está del todo mal narrada, y la voz de Paz es muy agradable de escuchar, pero la historia no es el fuerte de Metal: Hellsinger. Ni es su mejor aspecto, pues esta no es precisamente increíble, ni es lo que busca ser. Dónde realmente destaca es en su gameplay y la experiencia al jugar todos estos niveles.

Si bien varían en aspecto y la dirección artística es bastante decente, el apartado gráfico del juego pasa un poco más desapercibido. No por ser malo, sino por no destacar en especial. Se le pueden poner las opciones gráficas al máximo y se verá bien, pero teniendo en cuenta el listón que hay actualmente no es precisamente su máximo exponente. Sin embargo, como ya mencioné, este no es, ni de lejos, un aspecto importante de Metal: Hellsinger.

La Inquisidora intentará detenernos en todo momento.

Desata el infierno con estilo

Hay que mencionar lo que hace a este FPS tan especial. Es un FPS de ritmo. Las acciones, como disparar, recargar, hacer un dash o ejecutar a un enemigo; deben ser realizadas siguiendo el ritmo de la música. Esto, para empezar, ya es increíble y muy satisfactorio; pero el otro aspecto a resaltar es la música. Para este juego contamos con pesos pesados del metal, como los siguientes: Dark Tranquility, Arch Enemy, Lamb of God, Black Crown Initiante o Serj Tankian, el vocalista de System of a Down.

El juego se organiza en varios niveles, cada uno situado en un infierno distinto; y cada nivel cuenta con un tema único compuesto por alguno de estos grupos. De esta forma, cada nivel tiene su personalidad, tanto en ambientación como en el apartado de la música. Huelga decir que absolutamente toda la BSO de Metal Hellsinger es simplemente brutal. No hay una sola canción mala o mediocre. Esto es una parte muy importante de todo lo que hace a este juego algo tan divertido de jugar, aunque mover la cabeza no ayude precisamente a apuntar mejor.

Mantener el ritmo de la música durante los niveles nos lleva a tener una mejor puntuación al final de este. Ya sea con los combos o el medidor de furia, del que ahora hablaremos. Y es aquí donde reside la mayor parte de la rejugabilidad: volver a hacer los niveles para buscar la mayor puntuación posible y subir en el ranking mundial. Por ello, aunque Metal: Hellsinger no cuente precisamente con una gran cantidad de niveles, los que tiene son muy divertidos, y de la duración adecuada. Además, estos niveles son muy lineales, sin secretos en general, compuestos de pasillos con salas que se bloquean para dar paso a arenas de combate. De esta forma, se mantiene el ritmo frenético de los combates, dando pequeños respiros sin dejarnos en frío.

Paz evita que nuestro medidor de furia baje cuando no estemos en combate.

El Death Metal son las canciones que escuchamos por el camino

Hablemos con más detenimiento del juego. Para acabar con los demonios, contamos con un pequeño arsenal de armas que encontremos en algunos niveles. Para empezar, tenemos una espada que hace daño a corta distancia, y a Paz, que dispara proyectiles de bajo daño, pero sirve para mantener el nivel de furia.

De ahí, pasamos a las armas de verdad. Armas de fuego de distinto tipo, como la escopeta, los revólveres o la ballesta. Una vez conseguidas estas armas, podremos volver a niveles anteriores y utilizarlas, pero hay que notar que solo podremos llevar dos a un nivel, además de la espada y Paz. Cada arma funciona de una manera y cuenta con un ataque definitivo muy poderoso, por lo que la elección de estas depende del estilo de juego de la persona. El otro tipo de personalización son los sigilos.

Al terminar un nivel, podremos hacer sus tormentos, que son desafíos especiales de cada infierno, al estilo de oleadas en una arena. Cada desafío tiene sus condiciones únicas, que dan un aire de frescor al juego, y que nos permiten desbloquear estos sigilos. Pero no tienen nada que ver con el sigilo, pues son modificadores que nos dan distintas ventajas al llevarlos, y que podremos activar hasta un total de 2 al mismo tiempo. Por ejemplo, que las ejecuciones nos carguen la barra de definitiva de las armas, o evitar que nuestro medidor de furia baje de cierto nivel.

Hemos mencionado muchas veces el medidor de furia, pero no hemos explicado lo que es. Pues es la mecánica más importante de Metal: Hellsinger. Al hacer acciones al ritmo de la música y acabar con demonios, irá aumentando este medidor que actúa de multiplicador de puntos: x1, x2, x4, x8 y x16. Esto es importante porque el objetivo final es buscar mayores puntuaciones, por lo que resulta indispensable. Pero este medidor también va ligado a la música.

Cada vez que aumentemos el multiplicador, más instrumentos se unirán a la banda sonora, siendo el nivel x16 donde entran las vocales, por lo que para disfrutar al completo de la canción, el juego nos pide a cambio jugar siguiendo el ritmo lo mejor que podamos. Una gran motivación, a mi parecer, y no resulta tan difícil mantener el medidor a un buen nivel. En las salas suele haber esparcidos unos bonificadores que nos aumentan en gran medida este medidor, por lo que esta mecánica no suele ser un problema, sino un gran añadido.

Simple, simplemente épico.

El Poder del Metal

Al final de cada nivel hay un enfrentamiento contra un jefe, con una canción distinta, que sirve de clímax del nivel. Aunque divertidos, no hay mucha variedad en estos jefes, y podría ser una de sus partes más flojas. Aparte de esto, los enemigos, aunque bien diseñados, no son muy variados, y algunos son bastante difíciles de enfrentar, pues son complicados de esquivar y hacen grandes cantidades de daño, incluso en normal. Cuando debilitamos a estos enemigos, podremos ejecutarlos de forma similar a las glory kills de Doom, que nos otorga vida, un momento de invulnerabilidad, y estilo.

Por otro lado, completar el juego no es algo que lleve demasiado. En 3 o 4 horas es posible hacer todos los niveles, resultando en una experiencia corta, pero muy disfrutable, incluso sin interés en rejugar niveles.

Lista para la masacre.

Conclusión final

¿Qué tenemos entonces? Un juego FPS muy divertido y rápido. Canciones y escenarios únicos para cada nivel. 4 armas distintas y un puñado de desafíos. Corto, pero rejugable, en busca de mejores puntuaciones. Con poca variedad tanto de las armas, como de los enemigos o las batallas de jefes, añadir contenido en esos apartados sería bienvenido.

Aún con todo lo mencionado, yo recomiendo enormemente jugar a Metal Hellsinger. Teniendo en cuenta toda la rejugabilidad que tiene y los 3 niveles de dificultad a escoger; hay diversión para muchas, muchas horas de juego. A todos a los que le guste este tipo de música, los buenos FPS o los juegos de ritmo, ya estáis tardando de jugarlo, y a todos los que estén interesados, también. Una experiencia corta y de gran calidad. Ya sea en PlayStation, Xbox o Steam, no podéis pasar por alto este juego.

Ernesto Fernández

Un fan más de los videojuegos que aprovecha su tiempo libre para escribir alguna que otra cosa.

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