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Impresiones: Valkyrie Elysium

Valkyrie Elysium, la nueva entrega de la saga Valkyrie desarrollada por Square Enix, presentó el pasado fin de semana una demo de una a dos horas de duración en la que hemos podido echar un primer vistazo lo que nos espera, en su versión de PS5. Primero he de señalar que nunca he jugado a anteriores juegos de la saga, por lo que carezco de prejuicio previo al no tener con que comparar. Ahora bien, he podido disfrutar de la demo durante, aproximadamente, una hora y cuarto. Parece ser que había más contenido que podía hacerse, pero era algo más «secundario», por lo que he decidido no explotar demasiado la demo y centrarme en lo que es la misión principal que se nos desbloquea.

En Valkyrie Elysium nos ponemos en la piel de una Valquiria que acaba de ser creada por Odín, el dios nórdico, para hacer frente a las hordas de Fenrir que planean traer el Ragnarok. Tras un tutorial algo extenso, aprendemos todas las mecánicas y funcionalidades del sistema de combate de Valkyrie, que es el eje central del juego. Para empezar, lo más básico que aprendemos es a pegar golpes básicos. Como viene siendo habitual en este tipo de juegos, contamos con dos ataques básicos (débil y fuerte) que se pueden ir combinando para variar el combo y adaptarnos a los movimientos de los enemigos. El bloqueo y la esquiva son otros dos elementos indispensables a la hora de evitar que el enemigo nos dañe y, al realizar una esquiva perfecta, ralentizaremos medio segundo la pantalla para ejecutar un contraataque. Además, contaremos con un «gancho» con el que podremos explorar el escenario, acercarnos a los enemigos e iniciar combos aéreos.

La interfaz es muy limpia y nos deja en todo momento saber lo que ocurre en pantalla.

Una jugabilidad clásica pero refrescante

Los enemigos cuentan con una serie de debilidades, ya sea dependiendo del arma que llevemos equipada (en la demo solo he visto una espada y un estoque), del elemento mágico que utilicemos o la parte del cuerpo (en el caso de enemigos grandes) que decidamos atacar. Todo esto, si usamos el set correcto contra un enemigo en concreto, provocará que se rellene una barra de «rotura», muy similar a lo que podríamos encontrar en Final Fantasy VII Remake, entre otros juegos de Square Enix. Cuando rellenamos la barra de rotura, el enemigo se aturdirá/congelará/electrocutará y podremos infligir una cantidad mayor de daño con cada ataque.

Junto a nuestro set de movimientos, nuestro personaje cuenta con una serie de rombos (tres en la demo) que determina el número de habilidades que podemos lanzar. Al gastar estos rombos, podremos recargarlos con nuestros ataques para, más tarde, realizar más habilidades mágicas. Entre estas se encuentran las habilidades elementales típicas como fuego, rayo, curaciones y demás. Deberemos gestionar tanto nuestros «usos de magia» como nuestros objetos (utilizados desde la cruceta) de los cuales tendremos unidades limitadas. Aparte de la magia, podemos encontrar una serie de habilidades que consisten en invocar diferentes compañeros que nos ayudarán tanto en combate como en la exploración del mundo, desbloqueando puertas y caminos a los que, por nuestro propio pie, no podemos acceder.

El sistema de puntuación y clasificación nos dará alguna que otra excusa para repetir misiones.

El sistema de progreso de nuestro personaje se basa en una serie de «gemas» de distintos tipos que iremos adquiriendo en cofres, al derrotar enemigos e incluso en el mobiliario del escenario (mesas, cajas, vasijas…). Estas gemas podremos usarlas en los diferentes árboles de habilidades (Ataque, Defensa y Ayuda) para adquirir tanto pasivas, como más fuerza o más vida, como activas en forma de habilidades nuevas y sets de movimientos. Con estas gemas, además, podremos mejorar nuestras armas para hacerlas más fuertes y obtener, con cada nivel, nuevos sets de movimientos. Cabe señalar que nuestro personaje, dentro del menú, además de sus estadísticas, podemos encontrar un compendio donde viene detallada toda la terminología que emplea el universo de Valkyrie, es decir, el nórdico, y un bestiario detallando cada criatura y personaje que vamos encontrando, cosa que, yo al menos, agradezco.

En cuanto al desarrollo de la aventura, esta se basa en un mapeado con una serie de misiones, tanto principales como secundarias. Al seleccionar estas misiones podremos ver nuestra puntuación anterior (en el caso de que ya la hayamos completado) con nuestro rango y estadísticas para los usuarios más hardcore. El diseño de niveles me ha llamado mucho la atención, pues se basa en un mapeado más parecido a lo que encontraríamos en la generación de PS3/360. Mapas con muchos recovecos, lineales y cargados de enemigos a los que derrotar, con un jefe al final. En el escenario que hemos podido probar hay muchos tesoros escondidos y he tenido que contener mi ansia por estar más horas de las debidas recorriendo una y otra vez todo el mapeado.

Tanto la iluminación como la vegetación nos da estampas muy coloridas y preciosistas.

Una de las sorpresas del año, quizás…

Por si fuera poco, el juego, aunque modesto, cuenta con un apartado visual y sonoro que cumple con creces. La banda sonora nos acompaña y armoniza nuestro viaje y batallas con un hilo musical muy en la línea de lo que podríamos esperar de un juego de Square Enix. Aunque a nivel visual, como ya he mencionado antes, es modesto, no quita que nos deje postales cargadas de belleza. Sobre todo resaltar el trabajo a la hora de realizar los efectos visuales y la vegetación, que cuenta con mucho mimo.

Al final, Valkyrie Elysium deja con muy buen sabor de boca. Es cierto que puede que no sea el gran bombazo del año, pero si creo que va a ser un juego más que competente, que cuenta con mucho cuidado y cariño por parte de sus desarrolladores y en el que podremos estar disfrutando una buena cantidad de horas. El sistema de combate, aunque simple, cumple con creces, al igual que el resto de apartados, dejando un juego, a priori, muy resultón.

Valkyrie Elysium saldrá a la venta para PlayStation 4, PlayStation 5 y PC el 29 de septiembre de 2022.

Ángel Lostes

Un músico sin beneficio que escribe textos en sus ratos libres para paliar ciertos momentos de crisis existencial.

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